jueves. 25.04.2024

La seguridad es un colador

Por Alejo Dentella

En todos los muestreos de opinión pública, la inseguridad aparece como una de las principales preocupaciones de las y los votantes. Chacabuco no escapa a la media del mapa delictivo nacional, y por momentos la escalada de hechos activan las luces rojas de las alarmas. La renuncia de Marcelo Loyola, un nombramiento camuflado bajo el nombre de Inspección General de Gobierno y la trama del funcionamiento entre delito, justicia y política. El regreso de Darío Ciminelli, las reuniones del senador Máspoli con el jefe de los fiscales, las causas pendientes. En la previa a una campaña electoral que parece anticiparse, hay que prestar atención al rol del flamante titular del Tribunal de Cuentas de la Provincia de Buenos Aires. Mientras tanto, se multiplican los delitos, a 200 metros de la comisaría y frente a la garita policial. La seguridad es un bien tan escaso como los “Precios Cuidados” y la teoría del colador ilustra la preocupación de los vecinos.

 

Las mediciones y sondeos que desvelan a los políticos en gestión, o en campaña, muestran entre las principales preocupaciones de los ciudadanos el problema de la inseguridad. Chacabuco no escapa a la media nacional a la hora de mostrar los índices delictivos del distrito.  Lejos de eso, hay un aumento espiralizado de hechos con algunas alarmas preocupantes. En el pasado reciente, la muerte no esclarecida del vecino Héctor Marisi, fue una de las frustraciones que seguramente lo llevaron a dejar su cargo al excomisario general Marcelo Loyola.

Desde el día que anunció su pase a retiro, la ciudad vive una particular situación. El reemplazo del conocido vecino de Junín, hoy en funciones en su tierra natal, fue resuelto a medias. El sucesor de hecho es el abogado Darío Ciminelli, a quien formalmente no se lo designó para ocupar ese lugar en el gabinete. La decisión del reelevo se camufló con su nombramiento al frente de la Inspección General de Gobierno. Algunos de los motivos por los cuales todo está como está.

Funcionario en las sombras

Darío Ciminelli es un abogado de matrícula, que se ocupa de ejercer su profesión en la rama del derecho penal. A pesar de haber sido un hombre de peso en la primera gestión de Víctor Aiola, su alejamiento fue producto del desgaste que le generó el manejo de los negocios de su área y algunas cuestiones de la vida privada que impacta- ron en la decisión final que tomó el Intendente al no renovarle el voto de confianza. En principio, según reconocen cerca de Aiola, su vuelta no fue un reconocimiento por servicios anteriores, sino la falta de nombres alternativos para un lugar tan sensible. Sin dudas que la destreza para manejar los vínculos con el poder judicial y la buena sintonía con la Comisaría local, le alcanzan como títulos para el regreso sin pena ni gloria.

De todos modos, para entender bien de qué se trata, hay que hacer un poco de historia, ver cuáles son las cuestiones que para Aiola califican como importantes y relacionar el pasado con el presente y el futuro. Mientras tanto, si usted es víctima de un delito, llame al 911, vaya a saber quién atiende.

La trama político-judicial

Para comprender un poco más sobre los motivos del regreso de Ciminelli a la función pública, hay que recordar la acumulación de causas pendientes que tienen a la actual gestión municipal en algunos casos como denunciante, y en otros como denunciada. Cada día que pasa, crece la teoría de que la próxima campaña política estará atravesada por esas causas y/o algún que otro carpetazo. Los más pesimistas hasta sospechan de que serán muchos los expedientes administrativos sobre los que se pondrá la lupa. El nombramiento de Federico Thea, un hombre puro de Axel Kicillof, para ocupar el cargo vitalicio en el Tribunal de Cuentas de la Provincia de Buenos Aires, puede ser un dato a tener en cuenta. Del otro lado, la tarea de construir blindaje, desde hace tiempo está a cargo del reelecto senador Agustín Máspoli. "Político de diálogo" como él mismo se autodefine, ha ocupado gran parte de las pocas horas que reside en La Plata, para poner la pata en uno de esos lugares que tanto le interesa manejar a Juntos por el Cambio. Cuando Daniel Salvador todavía era vicegobernador, ofició de intermediario para un encuentro del que participó, entre otros, el mismo Máspoli y el jefe de los fiscales, Julio Marcelo Conte-Grand. No es tan difícil adivinar porque las causas que caían en la oficina de la Fiscalía local, a cargo del ahora jubilado Daniel Nicolai, nunca pasaban más que de modo frezzer a heladera. Jamás una al microonda o al baño María.

Darío Ciminelli está apuntado en la causa de las motos "enviadas" a desguace. Agustín Máspoli es uno de los ideólogos de las entraderas de madrugada a los archivos municipales buscando documentación para denunciar a Darío Golía. También es parte en el expediente “La Fortaleza”, cuando en esa época oficiaba de Secretario de Hacienda y compraba boletas para el Loto mayor que sorteaba una banca en el Senado provincial. Todo tiene que ver con todo.

El poncho no aparece

Ayer, otro hecho de inseguridad sacudió a la ciudad. Fue a 200 mts de la Comisaría local. Ingresaron por los techos y atracaron dos comercios en el mismo momento. Se llevaron mercaderías y dinero en efectivo. Enfrente de ese lugar, hay una garita policial de las varias que fueron alquiladas durante la gestión de Ciminelli en los primeros 4 años de Aiola. La política de prevención, te la debo.

El “mapa delictual”, un título para la prensa. De vez en cuando la embocan en un allanamiento y publicitan imágenes con recuperación de objetos de menor cuantía. Los delincuentes parecen manejarse con más profesionalidad y sienten que hay tierra fértil donde caminar. Delito, justicia y política es la trama a la que todo se remite. La seguridad es un bien tan escaso como los “Precios Cuidados”. La teoría del colador ilustra como una foto cada vez más preocupante.

La seguridad es un colador