jueves. 28.03.2024

En los últimos días, Víctor Aiola eligió una docena de interlocutores para que lo escucharan decir que no tiene previsto competir por un tercer mandato. Habla del cansancio que genera una gestión a la que ha dedicado 24 horas los 7 días de la semana." Quiero volver a la calle como un ciudadano más y sentarme en el Comité como si fuera un militante del montón", asegura mientras incluso muestra el consultorio que piensa estrenar a partir del 10 de diciembre. Lo primero es definitivamente cierto. No hay posibilidad de gobernar el día a día a lo largo de tantos años solo poniendo el cuerpo. No hay quien lo resista. Pero también es verdad que esto habla a las claras de que naufragó el proyecto original de implementar políticas públicas de largo plazo ejecutadas por un equipo de colaboradores reducido pero con capacidad de resolver demandas antes de que sean un reclamo para el jefe. Salvo los dos primeros años de Gobierno, y algunas excepciones como las inversiones en infraestructura del centro público de salud, la improvisación le ganó por goleada a la planificación. 

 

Pronóstico del cronista 

Pero aun asi, hasta hace dos meses el escenario de re reelección era altamente probable. Hay un antes y un después desde cuando estalló y salió a la luz un esquema de recaudación con prácticas de improvisados que por ahora ya se pudieron verificar con sobradas evidencias en el área de Servicios Públicos. En el actual contexto, es inviable para Aiola pensar en transitar los últimos nueve meses de mandato tratando de desactivar bombas y al mismo tiempo con traje de candidato. Tal vez ese sea el verdadero argumento de una decisión casi a punto de anunciarse. Este cronista tiene el mérito -permítase el autoelogio- de haber acertado en las boletas del prode electoral del pago chico en al menos las últimas cuatro jugadas que fueron del 2015 al 2021. Pero no es cuestión de arriesgar todo el patrimonio cuando aún ni siquiera hay equipos anotados. De todos modos, va un pronóstico al voleo, un pálpito, aunque Aiola es un jugador ya experimentado y siempre guarda alguna carta, pareciera que el complejo expediente sucesorio ya está abierto. 

 

El abrazo no deseado 

En despachos oficiales, en el Comité Alem, en las tiendas amarillas y en las tertulias de café, se habla deliberadamente de estas cosas y se barajan alternativas para suceder al dos veces intendente radical. Los que peinan canas y acumulan experiencia desde 1983 a la fecha, todavía creen que la jugada de Aiola es plantar la negativa para su nueva reelección y que de ese modo se ponga en marcha el operativo clamor. La jugada es tan vieja que se remonta a la historia preconstitucional de la Argentina. Quien se inspiró en ella terminó sus días de la peor manera.

Pero más allá de esta cuestión que sin dudas hoy ronda por la cabeza del actual inquilino del principal palacio público, hay varios anotados para jugar su propia partida. Y entonces empieza otra película. El dilema es cuanto suma o resta estar cerca del abrazo y la caja de la gestión y cuanto es el riesgo de quedar enchastrado por los hechos de corrupción que lastiman al Gobierno, más la veintena de nuevos casos que se acumulan en el despacho del Frente de Todos. Ahí es cuando todo se debe recalcular y aparecen dos cuestiones centrales. La primera es parte del acertijo respecto de sí el Intendente jugará por 4 años más y en caso de no ser asi, la pregunta del millón es cuál será su estrategia de corto y mediano plazo. 

 

Las listas de legisladores 

En medio de la gran interna e incertidumbre de posicionamientos que vive Juntos por el Cambio, Aiola no descarta ser diputado provincial o nacional. Para este último caso sería una partida más difícil. Sabe que la lista de buscas sin territorio pero expertos en roscas, es demasiado larga e incluso algunos juegan con la ventaja de ser portadores de apellidos, niñeros, familiares o valijeros de algún dirigente de primera liga y terminan cobrando antes que quienes aportan votos. Dos loterías como las que sacó el hoy senador multimillonario Agustín Máspoli, seguramente no se repetirán en los próximos cincuenta años. 

 

Desenlace incierto 

Algunas usinas mediáticas al servicio de la empresa PRO, (Infobae, por ejemplo) son una señal de la complejidad del proceso electoral que se viene y donde esta vez parece en serio que la cosa va por tercios. El Frente de Todos no logra ponerle el cascabel al gato de la inflación y juega todas las fichas, con altas posibilidades, para refugiarse en la Provincia que seguiría gobernando Axel Kicillof. Mientras tanto, “el Gato”, a pura reposera, alienta la sangrienta pelea entre Larreta y Bullrich, al mismo tiempo que mantiene la incógnita de su propia candidatura. Aprovechando el río revuelto de la “corporación política” acecha la propuesta disruptiva y amenazante de Javier Milei, que obliga a pensar en un final con desenlace incierto para enfrentar los problemas estructurales que seguirá padeciendo la Argentina a partir del 10 de diciembre próximo. 

 

Paciencia 

En ese escenario, Víctor Aiola piensa en volver al consultorio, ponerse el ambo y quedarse con la llaves del Comité Alem para conducir una eventual jefatura opositora. De nuevo, el menú puede o no incluir una banca como legislador. Lo central es ser el interlocutor del nuevo gobierno que podría surgir del resultado de las urnas el 22 de octubre. En definitiva, el 2023, que parecía tan lejano, ya está casi jugado. Desde el llano se recupera perspectiva y se toma distancia de lo inmediato. El tiempo borra casi todo. Es solo cuestión de paciencia.

 

De regreso al consultorio