martes. 07.05.2024

Más allá de cálculos, pronósticos, comparaciones con contiendas similares o encuestas de cualquier pelaje, la primera certeza la darán las PASO del próximo 13 de agosto. Ahí, se verán quienes pasan a la contienda principal y dentro de los espacios mayoritarios, en cuanto más o menos pudieron haber repercutido las disputas internas. Quién gana o quién pierde en esa primera instancia ordenadora permitirá hacer mejores cálculos o proyecciones.

Esta columna trata de enfocar en las cuestiones domésticas del pago chico, claro que una breve línea sobre el impacto nacional es imprescindible para la foto completa, aún a riesgo de decir cosas harto reiteradas. Como se defina la cruenta interna que disputan Patricia Bullrich y Horacio Rodríguez Larreta, debería verse reflejado en los números de las dos listas locales que defienden, cada uno desde su tribu, a los candidatos del PRO. En Unión por la Patria, la cuestión es otra. Darío Golía pasará holgadamente esta primera instancia y seguramente habrá algún puente tendido para el día después con el sector de Martín Carnaghi intentando contener parte de quienes acompañan al exconcejal de Unión Ciudadana. El actual vicepresidente de Trenes Argentinos tendrá la mirada puesta en la performance de Sergio Massa. No espera viento de cola. Alcanza con que el candidato a presidente pueda seguir como buen piloto de tormenta.

Dicho esto, sin dudas, la interna que más impacto genera en Chacabuco es la del frente Juntos. Sin la candidatura de Víctor Aiola como protagonista excluyente, está claro que Marcelo Daletto tiene una apuesta fuerte a defender los votos de Bullrich y pensar en la discusión territorial. 

 

Mucho, poquito o nada

 

Desde que Víctor Aiola decidió no jugar una batalla a todo o nada frente a las pretensiones de Darío Golía que busca volver al Municipio que gobernó ocho años, está claro que la UCR y Juntos entraron en un estado de deliberación y ebullición que hay que mirar con la perspectiva del día después. 

Marcelo Daletto es un profesional de la política, sin anclaje territorial ni construcción mayoritaria, que está viendo una oportunidad diferente. Se descuenta que un eventual triunfo de Bullrich le permitiría, al lado de su jefe Emilio Monzó, pensar en una porción de poder a nivel provincial y nacional, que les fue negada durante la gestión del macrismo. Pero además, tema nada menor, es la expectativa de que ese resultado pueda impactar en la pelea local que enfrenta a Fabio Di Palma con Alejo Pérez. Daletto no arriesga ningún patrimonio en el pago que lo vio nacer y del que se mudó hace casi cuatro décadas. Corre de atrás y casi todo puede ser ganancia. De ahí la preocupación en el atomizado espacio oficialista que se monta sobre los votos de Víctor Aiola pero parece tener varios comandos. En la calle Moreno 82 analizan tres situaciones probables y sus efectos. Que la lista de Di Palma no llegue al piso del 25 por ciento de los votos. Que llegue a ese piso. O que pase el 30 por ciento de los votos. En el primer caso los radicales son conscientes que si no llegaran al piso, de mínima eso se puede ver reflejado en la apatía de ese sector que no los movilice rumbo a las generales. La segunda opción, es por la que prenden velas los radicales, aunque sus socios PRO, con Luis Speranza a la cabeza, quisieran que sus rivales internos se quedaran afuera de la cancha. Con la minoría del 25 por ciento, les corresponde un concejal en el quinto lugar. Esto los obliga a jugar a todo o nada para recuperar una de las dos bancas que ponen en juego. La tercera opción, es la de un piso superior al 30 por ciento. Esta es la que espera el dalettismo y a la que temen los socios de la Alianza Radical-Macrista. Con más de ese número, Daletto mete en discusión dos concejales pero además estaría mostrando una potencia electoral que obligaría a que Alejo Pérez se siente a negociar seriamente. En ese caso, las voces autorizadas que responden al senador, aseguran que el acuerdo incluye un primer punto innegociable. Acordar previamente el eventual organigrama de gobierno si Pérez se impusiera en la general. Traducido, aseguran, van por el 50 por ciento de las secretarías que acompañaría al Jefe Comunal. Sino, según las mismas fuentes, aseguran que ellos trabajan con un grupo de gente donde hay muchos jóvenes, “la idea es seguir gobernando Chacabuco, pero si tal como lo vemos en la calle, terminamos haciendo una buena elección, está claro que queremos compartir el poder, sino nadie nos apura y en todo caso estará en juego quién es el interlocutor de un eventual gobierno de Golia”, comentan y especulan con que “Marcelo es un dialogador por naturaleza, Víctor ha maltratado al peronismo y a Golía en particular, sabemos que si nos toca ser oposición vamos a tener una actitud proactiva, en ese esquema estamos en condiciones de pelear por la jefatura territorial de la oposición palmo a palmo con Aiola”.

 

Algunos otros debates

 

La campaña del candidato radical no termina de definirse. Tal vez las circunstancias en las que se definió su candidatura no permiten darle peso específico a su proyección de liderar este tiempo coyuntural. Desde la cómoda y rentable banca de senador, Agustín Máspoli inclinó la balanza a favor de Pérez en la disputa con Lisandro Herrera, pero desde la definición que se cerró en las últimas horas del sábado 24 de junio, fueron escasas las apariciones del legislador radical. Algunos creen que el espantoso hecho de inseguridad que le tocó vivir a su hermano con una entradera en su domicilio familiar, enojó mucho al legislador. Incluso habría habido fuertes cruces con el hiper devaluado Secretario de Seguridad Darío Ciminelli. En privado, Máspoli desgranó mucha bronca contra el propio Intendente Aiola. No es para menos cuando el flagelo de la inseguridad que vive Chacabuco te pega tan de cerca y quienes conducen la gestión son los mismos socios. 

Mientras tanto, Víctor Aiola no termina de definir su rol en esta instancia. Está claro que al consultorio no volverá o al menos no volverá como recurso para su subsistencia. Al cierre de listas y mientras jugaba una última ficha por Facundo Manes, “dio el pasó”, saltó el charco y se sumó al equipo del larretismo dejando en el camino sus compromisos con Daniel Salvador y Maximiliano Abad, (cosa que también dañó la relación con Máspoli), pero se aseguró una banca de diputado. Ahí tendrá tiempo para tomarse un buen descanso luego de ocho años de gestión, saber que no le faltará el pan de la mesa y seguir participando de la rosca política. En definitiva, pasaría a ser parte de la clase política profesional que con tanta vehemencia atacaba en sus años de ambo verde previo a sentarse en el principal despacho público.

 

Un nuevo ordenamiento

 

Hasta último momento se especulaba con que Darío Golía no sería el candidato del peronismo. Finalmente y luego de un trabajo minucioso a través del Instituto Proyectar, donde sumó jóvenes y caras frescas que se reflejan en la lista que lo acompaña, pero también puentes que unen con la inmensa mayoría de tiendas del PJ, el dos veces intendente busca su propia hazaña. Si los resultados lo acompañan todo pareciera indicar que regresaría al Palacio Municipal en un momento de madurez política clave. El proceso de reacomodamiento, de sepultar enojos y de sumar otros rostros se dio como resultado de un trabajo de relojería. Si los números le resultan, sin dudas comienza un tiempo para el peronismo de Chacabuco. Con todos adentro y haciéndose cargo de no repetir viejos errores. 

El actual Jefe Comunal, dejó en claro durante estos ocho años que es un jugador de la primera liga local. No le dio para una aventura provincial, ni siquiera para acompañar en una fórmula de gobernador. De todos modos le sobran laureles para aspirar a seguir conduciendo el radicalismo. Por eso hay que estar atento a lo que sucede en las PASO de ese sector. Por eso, congeló momentáneamente algunas charlas, o la construcción de algunos puentes de diálogo. Espera ver las fotos del 13 de agosto para luego tomar decisiones. Dentro de ese juego está la posibilidad de medir cuánto será el acompañamiento que recibirá su candidato. A fin de cuentas sabe que Alejo Pérez quiere ser intendente pero también aspira a ser el nuevo líder de la UCR. En política hay cosas que no se negocian.

Así, casi vertiginosamente nos arrimamos al proceso electoral que definirá muchas cosas para el futuro de los argentinos. Demasiadas, teniendo en cuenta que la política se hizo cargo de esto hace cuarenta años. En el pago chico no se le puede echar la culpa solo a los “peronchos”. Radicales y justicialistas gobernaron por tiempos iguales. Darío Golía sabe que su regreso debería ser una demostración de aprendizaje para enmendar errores del pasado y profundizar en la audacia de propuestas que dejaron huellas en la ciudad. Alejo Pérez, recibe en préstamo el patrimonio electoral de Víctor Aiola. En una eventual gestión de Gobierno heredará muchos desaguisados que tienen trazabilidad y conoce de cerca. Nada es fácil. Mucho menos para los miles de chacabuquenses que mañana se levantan a laburar solo para resolver cuestiones mínimas imprescindibles. Deberían tomar nota de esto los que aspiran a gobernar. A ver si esta vez va en serio. 

Las PASO y el día después