jueves. 02.05.2024

Uno de los temas que más preocupación ocupa en la agenda del último tramo de la gestión de Víctor Aiola, es poder terminar las obras iniciadas y de esa manera cerrar los expedientes antes de retirarse del edificio municipal. Descontado que en lo que falta del año difícilmente se pongan en marcha nuevas obras, como quedó demostrado con la frustrada licitación de las cuarenta cuadras de cordón cuneta, todos los ojos apuntan a la Secretaría de Hacienda, para saber si en los próximos meses se podrán enfrentar los compromisos necesarios para que las tareas en ejecución lleguen a buen puerto. En principio, el gobierno local cuenta con los compromisos de desembolso que llegan de los planes de Provincia o Nación, pero mientras tanto debe enfrentar los reclamos por readecuación de precios que demandan los contratistas. En ese caso, por redeterminación de precios o por cualquier otro sistema de ajuste, el dinero debe salir de fondos ordinarios y ahí la disyuntiva. El último tramo del segundo mandato de Aiola, también se verá afectado por las demandas de la campaña política que ya empezaron a canalizarse con las millonarias compras de materiales que se entregarán cuando las urnas estén muy cerca de la ciudad. Por otra parte, tendrá un frente de discusión permanente con las organizaciones gremiales que reclaman mejoras de la paritarias acordadas a principio de año. Todos los que siguen de cerca la finanzas municipales, saben que volvieron a ser un bien escaso y por eso se habla de la frazada corta. Mientras tanto, quienes ejecutan las obras en marcha esperan pronta respuesta o de inmediato podrían paralizarse los trabajos.

 

 

Las obras públicas con riesgo de ser paralizadas