sábado. 04.05.2024
CONTRATAPA / OPINIÓN

La humanidad en juego

Por Gustavo Porfiri

El secretario del Departamento de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, se ha reunido este lunes con el presidente de China, Xi Jinping, en Pekín, en el marco de una visita oficial en medio de las tensiones entre el gigante asiático y Washington. Xi señaló que el mundo se está desarrollando y los tiempos están cambiando. “El mundo necesita una relación China-Estados Unidos estable”, aseguró.

OPINIÓN
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El jefe de la diplomacia estadounidense es el funcionario de más alto nivel que visita Pekín desde la llegada a la Casa Blanca de Joe Biden, en enero de 2021. Blinken volverá a América con los oídos llenos de conceptos firmes y claros, si es que ha querido escuchar. “Pekín respeta los intereses de Washington y no busca desafiarlo ni desplazarlo”, dijo el mandatario chino durante la reunión. Además, enfatizó que la competencia entre ambos países “no representa la tendencia de los tiempos actuales, y mucho menos puede resolver los problemas de Estados Unidos o los desafíos que enfrenta el mundo”. "Ninguna de las partes debe moldear a la otra parte, y menos aún privarla de su legítimo derecho al desarrollo", manifestó XI, dejando en claro que el imperio norteamericano debe respetar a China sin perjudicar sus derechos e intereses legítimos.


Conceptos al por mayor

El presidente chino instó a la parte estadounidense a actuar de forma "racional y pragmática", de tal manera que ayude a superar las "dificultades" en las relaciones entre ambos países. A continuación van algunas de las frases destacadas que Xi manifestó ante Blinken: “El futuro y el destino de la humanidad dependerán de que ambos países puedan encontrar la manera de llevarse bien”. Seguramente es la cuestión central, en tiempos en que el eje anglosajón Londres-Washington insiste en empujar al mundo al abismo del enfrentamiento nuclear.

Otras perlitas de Xi: “El planeta Tierra es lo suficientemente grande como para albergar el desarrollo y la prosperidad común de China y Estados Unidos”. “Los chinos, al igual que los estadounidenses, son personas dignas, seguras de sí mismas y autosuficientes. Ambos pueblos tienen derecho a buscar una vida mejor”. “Los intereses comunes de los dos países deben ser valorados, y su éxito constituye una oportunidad y no una amenaza para el otro”. “Los dos países deben actuar responsablemente ante la historia, los pueblos y el mundo, y manejar adecuadamente las relaciones entre ambos”. “China y Estados Unidos podrán contribuir a la paz y el desarrollo globales, y ayudar a que el mundo, cambiante y turbulento, sea más estable, seguro y constructivo”.

Si un cuarto de esas aseveraciones llegan a tener eco en la Casa Blanca, estaremos mucho mejor. Pero, también se sabe que no es precisamente en 1600 Pennsylvania Avenue donde se define la política global estadounidense. Los señores que marcan el rumbo imperial están invisibilizados en el complejo financiero-industrial-militar y sus únicos rostros conocidos son los de los legisladores que defienden sus porotos creando leyes adecuadas para que el negocio sea cada día más próspero.

 

Respuesta imperial

Por su parte, Antony Blinken aseguró que Estados Unidos se compromete a retomar la agenda establecida por los dos presidentes en Bali, haciendo referencia a la reunión que Joe Biden y Xi Jinping mantuvieron en el marco de la cumbre del G20, en la isla indonesia de Bali, en noviembre de 2022. Allí, el mandatario estadounidense señaló que su país "seguirá compitiendo vigorosamente con China, pero esta competencia no debe desviarse hacia el conflicto". 

Este lunes, Blinken reiteró que Estados Unidos no busca una nueva Guerra Fría, no pretende cambiar el sistema político de China, sus alianzas no están dirigidas contra China, no apoya la "independencia de Taiwan" y no busca el conflicto con China. 

En septiembre del año pasado, el ministro de Exteriores chino, Wang Yi, mantuvo en Nueva York un encuentro con el ex secretario de Estado de EE.UU., Henry Kissinger. “Una nueva Guerra Fría entre Pekín y Washington sería un desastre no solo para ambos países, sino también para todo el mundo”, declaró entonces el diplomático chino. “La parte estadounidense debe volver a una política racional y pragmática hacia China, retomar el camino correcto de los tres comunicados conjuntos chino-estadounidenses y preservar la base política de las relaciones chino-estadounidenses", dijo Wang.

 

Los tres comunicados 

El canciller asiático se refirió a los documentos firmados el 28 de febrero de 1972, conocido como el Comunicado de Shanghái; el rubricado el 1° de enero de 1979, que anunció formalmente el comienzo de relaciones normales entre los EE.UU. y la República Popular China y quizá el más importante, ya que Washington reconoció que el gobierno de la República Popular China era el único gobierno legal de China. Además, EE.UU. declaró que pondría fin a las relaciones políticas formales con la República de China (Taiwán) mientras conservaba los lazos económicos y culturales con esa isla. Ambas partes reafirmaron su deseo de reducir el riesgo de conflicto internacional, así como evitar la hegemonía de cualquier nación en la región de Asia y el Pacífico. El tercer manifiesto fue difundido el 17 de agosto de 1982. Reafirma el deseo de ambas partes de fortalecer aún más los lazos económicos, culturales, educativos, científicos y tecnológicos.

Todo indica que es hora de volver a suscribir esos documentos, pues la advertencia de Xi Jinping sobre el destino de la humanidad así lo indica.

 

La humanidad en juego