martes. 14.05.2024

Luego del vertiginoso cierre de listas que se llevó a cabo el último 24 de junio, cada espacio o Frente Electoral intenta, o trata, de explicar su propuesta. Los ciudadanos de a pie todavía están muy lejos de definir su voto. Está claro que es un porcentaje de la sociedad que no comulga con ninguna de las ofertas mas clásicas, históricas o radicalizadas. Es la franja del electorado “independiente” que suele arbitrar entre las grandes mayorías. Por eso es importante comenzar a poner la lupa en cada una de las palabras que expresan los candidatos y candidatas que darán batalla, en particular aquellos que pretenden ocupar el principal despacho municipal. 

 

El candidato oficial

 

Todos los espacios que integran el Frente Juntos coinciden en señalar que la demora con la que llegó el anuncio de Víctor Aiola respecto de que no iría por una nueva reelección, generó desorden e incomodidad dentro de esa fuerza. Finalmente, en un contexto bastante desprolijo, el sábado 24 por la tarde quedó definido que el actual oficialismo local va con dos boletas que responden a la lógica de la interna feroz que jugarán Rodríguez Larreta y Bullrich. Eso tensionó la relación de los socios mayoritarios dejando muy herida la relación entre el Jefe Comunal y el senador Marcelo Daletto. 

Las cartas están echadas, el sueño de un candidato radical propio a nivel nacional y provincial vuelve a confirmar que la crisis de identidad de la UCR sigue aún sin resolverse desde que el último presidente del centenario partido debió fugarse en helicóptero dejando pilas de muertos en las calles. De cualquier modo, en el interior de la provincia de Buenos Aires, los boinas blancas todavía resisten desde la conduccion de los municipios, aunque no les da más que para volver a acompañar a los candidatos amarillos y preparase para recibir algo de la repartija si vuelven al gobierno. 

En Chacabuco se vivió con mucha tensión la definición del candidato que llevaría la escudería oficial que encabeza Víctor Aiola. Finalmente se bajó Lisandro Herrera, Ariel Di Piero se aseguró un lugar en la lista de concejales e Ignacio Orsini, ante una posible derrota frente al dalettismo, prefirió encabezar la lista de la UCR. Allí, el ganador terminó siendo Alejo Pérez. El actual concejal forjó su propia candidatura. No tiene consenso mayoritario de la UCR y tampoco es quien Aiola hubiese elegido en otro contexto. Pérez lo sabe y espera, si los números lo acompañan, disputarle el liderazgo territorial y mandarlo a cuarteles de invierno. “Mantengo la relación que necesito para esta instancia”, asegura el exsecretario de Gobierno mientras en off desgrana cada una de las diferencias y renunciamientos que le impuso a su todavía jefe. 

 

Recursos de campaña

 

Era un secreto a voces que, en parte, el apoyo a la candidatura de Pérez fue decidido entre el multimillonario senador Agustín Máspoli y el futuro diputado Aiola. La clave es el financiamiento de una campaña que necesita poner todos los fierros a disposición. En ese sentido, el elegido le saca ventajas al resto. Acepta que en política a veces hay que invertir. De hecho su llegada al Concejo Deliberante le costó parte de sus ahorros que juntó en las distintas actividades empresariales que desde muy chico llevó adelante. No es un dato menor. Sus dos circunstanciales socios solo perciben a la política como una herramienta de negocios. Así las cosas, de cualquier modo, Pérez tiene una ventaja y ya muestra las cartas. 

 

Peronismo explícito

   

Todos los oficialismos hacen campaña con recursos del Estado. Acá y en la China. Es una de las tantas materias pendientes de la democracia argentina transparentar el financiamiento de la política. Por ahora es lo que hay. Todo se resuelve con apariencias de transparencia pero nadie puede justificar los verdaderos gastos de campaña y mucho menos sus orígenes. Alejo Pérez corre con la ventaja de tener una histórica e inmejorable relación con la actual Secretaria de Desarrollo Social, Laura Marchesse. La funcionaria es una de los cuadros políticos más preparados que pudo tener Aiola a su alrededor. Ocupó varios lugares e incluso encabezó la lista de concejales que la pusieron primera en la línea sucesoria. De todos modos, en un momento, cayó en desgracia. Fue parte de la licuadora del poder central y aún así, por sus sobrados méritos, se mantuvo en el gabinete.

Marchesse es muy profesional, sabe de lo que habla y no es ingenua. Desde hace largo rato volvió a su lugar de origen y desde ahí despliega un trabajo territorial que no se muestra pero merece ser reconocido. Desarrollo Social tiene la base de datos de la población en emergencia o vulnerable más importante de la ciudad y es una caja apetecible para todos. Hasta ahora, por temor o responsabilidad, se ha negado a ser una herramienta de financiamiento al servicio de los intereses del Ejecutivo. Desde hace algunas semanas comenzó a moverse el engranaje. Ya hay millonarias compras de materiales a través de contrataciones privadas típicas de estas épocas de cosechar votos.

 

Una buena oportunidad

 

En las últimas horas se conoció la conformación de una mesa de campaña para acompañar la candidatura de Alejo Pérez. Ademas del propio candidato, la integran Ignacio Orsini, Luis Speranza, Leandro “Cachete” Di Pinto, Ariel Di Piero, Lisandro Herrera, Maxi Felice y Laura Marchesse. Está claro que la operación diseñada desde el principal despacho oficial fue exitosa. El 80 por ciento de los recursos de campaña saldrán desde la oficina de Desarrollo Social y a diferencia de lo que ocurrió todo este último tiempo, la titular del área no podrá negarse. El candidato es casi un hermano de sangre en quien confía y a quien seguramente acompañará en caso de un triunfo en las urnas. A Alejo Pérez, le queda pendiente aclarar cómo se compatibiliza la idea de “un estado eficiente que permita bajar la carga impositiva de los contribuyentes” con la utilización de millonarios recursos que se sacarán de la empobrecidas arcas del Estado para ganar una contienda electoral. Si el candidato radical se autopercibe como parte de la nueva política, tiene la oportunidad de explicar cómo se resuelve el financiamiento de esta actividad y las campañas electorales. Sino, será el principio de una nueva frustración. Pronto se verá.  

“Estado eficiente” y caja política