Solo en 15 días sabremos cuál será el próximo Intendente de Chacabuco, el nuevo Gobernador de la Provincia de Buenos Aires y tal vez se confirme que el largo cronograma electoral del 2023 terminará en el balotaje del 19 de noviembre. Hay una sobreoferta de información, especulaciones, operaciones de prensa y show mediático solo comparable con el inicio de un mundial de fútbol. En el último tramo previo, la inmensa mayoría habla de lo mismo. En definitiva, al menos por estas tierras del sur, la política casi siempre enoja, genera broncas, pero finalmente despierta pasiones. La gente toma partido , le gusta sentirse protagonista de esos domingos de 10 horas de jornada cívica.
También la política y el fútbol -a nivel dirigencial- comparten esa cosa oscura de las disputas encarnizadas por el poder y su entramado de negocios en cualquiera de sus variantes. Se diferencian en que rara vez los hinchas cambian de camiseta. Al menos en la Argentina, hay un 20/30 por ciento del electorado que con pase en mano hoy firma para un bando y mañana para el otro. Se los define como electorado “independiente”. Es parte de una gruesa franja social que deambula entre la tentación de confiar en soluciones mágicas y el no hacerse cargo de quienes gobiernan, cuando en promedio, estos últimos representan a los que los eligen.
Este año volvemos a votar y de paso nos acordamos, ¿celebramos?, que cumplimos 40 años de ejercicio ininterrumpido del derecho constitucional de elegir y poder ser elegidos.
Los representantes
Justamente, como parte de los mecanismos democráticos de participación, desde hace cuatro décadas los argentinos decidimos quienes nos gobiernan. Está claro, que más allá de algunas interpretaciones desquiciantes e irrespetuosas sobre la última sangrienta dictadura, que despiertan sospechas fundadas de alguna intención de retrocesos, hay consensos amplios que comparten y defienden esta forma de gobierno. Pero también hay coincidencias mayoritarias respecto a las deudas -se come, se cura y se educa- que la democracia acarrea con las necesidades básicas del pueblo argentino. Lamentablemente, frente a otra posibilidad que nos da el sistema para elegir, hay que ser muy optimista para pensar que se puede cambiar el rumbo penoso con el que llegamos hasta acá.
La piba montonera
La derecha criolla con su burguesía terrateniente y empresarial pensaba transitar un proceso electoral apacible. El amontonamiento entre macristas y radicales que prometieron el Cambio que nunca llegó, ahora Juntos, apostaban a que no se les escapaba. En ese engendro de espacio político parido al calor de la Convención de Gualeguaychú del año 2015, coincidían con que el ganador de la interna entre Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich, terminaba siendo el próximo ocupante de la Casa Rosada. Se lo vendieron al círculo rojo, que lo compró a libro cerrado confiados en que el brazo armado de las empresas comunicacionales de Clarín, La Nación y otras satelitales, harían el trabajo complementario. Lejos de eso, llegan a esta instancia con sobrada incertidumbre y el ego devastado. En el último Coloquio de Idea realizado la semana pasada en Mar del Plata, Javier Milei no solo no asistió sino que armó una contracumbre a 20 cuadras de la cita cursada por los dueños de la Argentina. Mientras tanto, Sergio Massa tampoco fue. Siguió atajando penales y tapando agujeros. Los espera en su casa de Tigre el próximo lunes 23 para saber qué pretenden. Finalmente, solo estuvo Patricia Bullrich. Le pusieron el auditorio como lugar de ensayo para el debate de ayer en el que jugaron la última bala. Otra vez húmeda. Terminaron aplaudiendo de pie para levantar la autoestima de quien sin dudas es la peor candidata que podían tener todos Juntos.
Perdón, todos no, Mauricio, el hijo de Franco, que armó un partido político para seguir haciendo negocios con el Estado, ya no cree que a la Piba montonera le quede otra bala en la recámara. Por eso se anticipa y le pide a los legisladores chetos de la Argentina que llegado el momento voten las leyes del plan motosierra. Ya pronto, tal vez el 22 a la noche, les ordene a los votantes del PRO, y porqué no del radicalismo, para que voten por Milei en el balotaje. Falta poco.
P/D. A propósito de los lujos, placeres, debilidades y otras yerbas de Martin Insaurralde, sumado a las tarjetas de Chocolate Rigau, con las que se puso en evidencia cómo se junta la plata negra en La Plata, en nuestro pago chico más de uno prende velas para que se apaguen los micrófonos y las cámaras. Según versiones calificadas a las que tiene acceso este cronista, los prestanombres para contratos en la legislatura provincial,los patrimonios refugiados a nombre de terceras personas y/o sociedades o fideicomisos, los viajes al exterior, las visitas a cuevas financieras donde acceder a dólares blue, los after eight o la nocturnidad en la ciudad de La Plata, los amoríos cruzados en los Palacios -incluido Reconquista 26- y oficinas públicas, no son ninguna novedad en la farándula política que incluye nombres y apellidos muy conocidos para cualquier lector. Por supuesto, nadie cotiza tanto como Sofía Clérici, pero más de uno/a está dispuesto a hacerse su veranito a cambio de información confidencial. El periodismo del chimento es un rubro no explorado en nuestra ciudad. Tal vez una oportunidad de negocios en tiempos tan difíciles.