jueves. 25.04.2024

La vía verde

Arranca el mes de la agroecología. Una alternativa para pequeños y medianos productores en vías de extinción. Un mes que permite mostrar qué otro camino es posible y rentable. Un mes para mostrar la resiliencia de la tierra cuando se produce sin veneno. 

 

Por Martina Dentella 

 

Está abierta la convocatoria a la construcción colectiva del Mes de la Agroecología. Se trata del octavo año en que se realiza y será del 19 de octubre al 19 de noviembre de 2022. El año pasado hubo más de doscientas actividades en todo el país, fueron decenas de encuentros con productores, productoras, donde organizaciones y establecimientos agroecológicos abrieron sus puertas para mostrar cómo es que producen otro tipo de alimentos y también cómo es que eso funciona, es rentable.  Asimismo hubo ferias, charlas, capacitaciones. Y la clave está en mostrar. 

 

El camino es federal 

Hay dos cuestiones que proponen desde la organización que trascienden: Una, es que invitan a desandar el camino de las recetas y derechos de autor de las empresas y empezar a generar un tipo de producción colaborativa, donde el saber se ponga a disposición del vecino, se comparta. El que emprendió la reconversión, sabe cuál es el camino, y sabe cómo hacerlo, y lo pone en diálogo  o en intercambio con los otros. Eso, a priori, rompe con la idea de competencia anclada en el universo rural. 

La otra cuestión es que se trata de una propuesta federal, en la que cada región puede aportar sus propios conocimientos desde la diversidad de su geografía, su clima, sus recursos. Eso, cuando la sojización del territorio propone lo contrario, es revolucionario. La propuesta del monocultivo unifica un modelo de producción a gran escala a costa de más intervención, transgénesis, agrotóxicos, y eso es lo que está poniendo la vida en riesgo. 

En cada región de Argentina surgen experiencias que fomentan la agroecología para generar alimentos ricos, alimentos sanos, autóctonos, para recuperar la tierra muerta y también otros valores comunitarios. 

 

“Hay mostrar el poder de resiliencia de la agroecología” 

Rodrigo Castro Volpe, es productor en Granja Guasú, una granja familiar de 15 hectáreas en Baradero provincia de Buenos Aires. Comenzó con la transición hacia la agroecología en 2017 cuando incorporó gallinas, ovejas, vacas, y una decena de árboles nativos y frutales. Hoy en día comercializan huevos pastoriles, trigo, verduras y frutas para la comunidad. Y es parte de la Dirección Nacional de Agroecología que conduce Eduardo Cerdá. 

Sobre cómo está afectando la sequía a los productores agroecológicos y cómo están funcionando en este tiempo las experiencias colaborativas, explicó: “una gran parte del país está atravesando una extrema sequía, consecuencia de un modelo que deforesta, que destruye los ecosistemas, que genera gases de efecto invernadero, y la agroecología en este escenario se presenta como una solución, una salida, porque permite generar alimentos cuidados en suelo, y captando carbono porque crea suelo, al revés de un modelo industrial que destruye el suelo, el INTA viene diciendo que ya perdimos más del 50% de la materia orgánica”. 

“Es una gran oportunidad para que los productores agroecológicos muestren la resiliencia de sus sistemas frente a la sequía, sabemos que un suelo con vida, cubierto, es más resiliente frente a las sequías cada vez más frecuentes”, agregó.

 

Resistir o morir 

En todo el territorio de lo que se denomina pampa húmeda -y en muchas otras regiones- se está viviendo una sequía casi sin precedentes, y son los pequeños productores quienes quedan al margen de las políticas que implementan los Gobiernos para paliar la situación. En un contexto en el que se potencia e incentiva la producción de soja como recurso que dinamiza la economía, la pregunta de rigor es qué herramientas refuerzan a la voluntad de producir de otra manera o cómo se impone la agroecología para mostrarse competitiva frente a políticas de Estado que ponen en valor el monocultivo. 

“Para muchos productores, la agroecología se plantea como una gran alternativa porque ven que el modelo basado en soja y maíz transgénico de alta carga de insumos químicos resulta cada vez más costoso, entonces la agroecología plantea una salida de menores costos y la resistencia de los productores es menor para volcarse. Este modelo necesita de grandes productores, en los últimos años desaparecieron más de cien mil productores pequeños y medianos”, asegura Castro Volpe. 

Por último, insiste en una cuestión clave: la salud comunitaria. “Es necesario cuidar el suelo de los campos donde quieren vivir los productores y vecinos, porque no podemos pensar en tener salud como comunidad si no tenemos un suelo sano”, cierra. 

La vía verde