viernes. 19.04.2024

No hay que almorzar la cena ni pensar que todo está perdido. Entre esas dos falsas hipótesis nos movimos en la primera semana del Mundial de fútbol. Ambas también aplican para la contienda electoral que comienza el 2 de enero. Solo una excepción, aunque con voluntad mayoritaria. En el juego de la pelota se recuperó gran parte del exagerado optimismo. Pero en vista a las proximas elecciones, el común denominador de la sociedad es el escepticismo, la falta de fe en un futuro mejor y la certeza de que los políticos viven una realidad paralela. De ahí, se explica el crecimiento explosivo de propuestas disruptivas que amenazan la lógica de las fuerzas mayoritarias. Un poco de todo esto se verifica en la probeta de nuestro pago chico, donde el informe meteorológico para este verano coincide con la temperatura que empieza a levantar la pelea por el inquilinato del edificio de Reconquista 26. Una batalla que no reconocerá límites ni pactos preexistentes.

Minga del Mundial

Si en algún momento creímos que el Mundial congelaría las disputas de poder rumbo al 2023, sin dudas la pifiamos. Al contrario, un síntoma de argentinidad atraviesa con idéntica precisión tanto nuestra participación en el mayor circo del deporte mundial como en la política electoral doméstica. Arrancamos en Qatar con intenciones de comernos la cena y casi no llegamos a usar la decena de parrillas que subieron al avión pensando en la permanencia de 30 días. Tampoco que todo estaba perdido. El sábado volvió a aparecer por un instante el hombrecito del planeta fútbol y pudimos reaccionar a tiempo. De todos modos la sorpresa es Enzo Fernandez. Este cronista sabe poco de fútbol y rara vez se prende a la pantalla. Pero esta claro que al pibe le sobra personalidad y ya cotiza en bolsa.

Encuestas

Volviendo a las odiosas comparaciones, nos remitimos a las fuentes. Algunas que no comulgan con la subjetividad de esta columna. Ayer, en una entrevista publicada por el portal Infobae, el periodista, escritor y capocómico Jorge Asís, advertía, entre otras cosas, "hay que descreer de los propios peronistas que aseguran que la elección está perdida" y en otro tramo de esa nota asegura " a los muchachos siempre les queda una bala en la recámara". Valga triste referencia en estos momentos. Por otro lado, en la versión gráfica de Página 12, María Caferatta muestra un trabajo donde se consultan varias encuestadoras. Está claro que las empresas de sondeos atraviesan un mal momento por acumulación de desaciertos, tal vez por eso prefieren no revolear números y poner el acento en cuestiones de fondo. Cuando escarban por ahí, de un lado y del otro del charco, aparece lo mismo. Pisos de votos duros, mucho escepticismo y una palpable lejanía entre la realidad de los políticos y la gente. De ahí, se explica en gran parte el crecimiento desmesurado de propuestas radicalizadas como las de Javier Milei.

Como nos trata el calor

Cuando la gente de a pie dice que "los políticos son todos iguales", no necesitan demasiada argumentación para sostenerlo. A lo largo y a lo ancho del país,no hay ningún funcionario público (léase con cargos ejecutivos,legislativos y ni hablar de la "casta" judicial) que la esté pasando mal. El punto de partida es el acceso a una vida confortable y previsible. De ahí en más, según el atrevimiento, los excedentes se direccionan en compras de autos de alta gama, viviendas suntuosas, inversiones inmobiliarias, mesas de dinero en los alrededores de las legislaturas y en el caso de los mas sofisticados, jugando con activos financieros, algunos a escala global. Nadie transpira la camiseta , no saben lo que es 37º a la sombra, todes ya tienen boletos para disfrutar el verano. Mientras tanto, con los más o los menos, el poncho no aparece. Por eso y alguito mas, el alto porcentaje de desesperanza de las y los argentinos.

En ese contexto, aunque coincidiendo con el pensar colectivo mayoritario respecto a las pocas chances de vivir un futuro inmediato mejor, al menos algo puede renovar una luz de esperanza. Saber que la incertidumbre y el escepticismo es transversal, puede ser un disparador de la competencia electoral. Pero atentos porque las recetas tradicionales pueden fracasar. 

 

El pago chico

Víctor Aiola, más Macri que nunca, juega con la incertidumbre de una nueva reelección pero ya actúa como candidato. La acumulación de dinero en las cuentas públicas, beneficiadas por la inflación y el ajuste salarial, son la herramienta con la que se puso en marcha la campaña electoral del oficialismo local. Obras y servicios públicos, que incluyen un menú de lámparas led, mejorado de  calles de tierra, millonarias compras de cámaras de inseguridad, muchas horas extras discrecionales y varias secretarías de Estado - con pan, circo y showcitos- funcionando como mini comité de campaña . Es una receta con firma peronista puesta al servicio de un intendente radical.

 

En la reposera

Hace un tiempo atrás el propio Víctor Aiola, dijo en una reunión de gabinete, " a Golía (Darío) le gano recostado en la cama y con un vaso de agua". El intendente traza su estrategia en función de dar por seguro quién es su rival y en creer que el peronismo de Chacabuco terminará jugando una PASO. La realidad es mucho más dinámica. Pensar que Golía y Domínguez se enfrentarán en una interna , es tan ingenuo como creer que Marcelo Daletto y Agustín Máspoli donarán sus aguinaldos y las extras a los vecinos y vecinas con necesidades postergadas. Todo está por definirse, lo único verificable es la incertidumbre. Como en el Mundial de fútbol, nadie sabe cómo va a terminar. Fanáticos abstenerse.

 

El fútbol, la política y un final abierto