jueves. 28.03.2024

"En la Universidad debe aparecer la curiosidad, el asombro"

Como adelanto del próximo episodio de podcast “Algo que decir”, que se emite por Radio Ultra (FM 98.9) y Spotify, y que contará con la participación del licenciado en Comunicación Social, Marcelo "Chata" García, hacemos entrega de algunas de sus consideraciones sobre el trabajo con estudiantes que pasan del secundario a Niveles Superiores de estudio.  

 

“Me gusta trabajar en lo que es la articulación entre el Nivel Medio y la Universidad, lo hago hace muchos años. Es una etapa interesante por las ansiedades, tentaciones y las dudas que se cruzan. Hay una cuestión, en medio de estas ideologías que vivimos, donde sos el responsable de tu vida y entonces quedás como un individuo que tiene que tomar decisiones: Hay que terminar el secundario y arrancar la carrera universitaria para insertarse de la mejor manera en la sociedad, en la economía y progresar”, comienza diciendo García, que actualmente es coordinador de Carreras del Aula Chacabuco de la UTN. “En principio hay que reconocer una cosa, es la sociedad la que necesita que el joven estudie; Argentina no es competitiva si sus juventudes no elevan sus Niveles Educativos y por lo tanto, hacen al país más competitivo. Entonces ahí aparece una tensión no nombrada, que es que el pibe sale del colegio secundario y hay una presión social que requiere”, explica el docente.

 

El mandato que opera para decidir qué estudiar

A medida que los jóvenes se acercan a la finalización de los estudios secundarios, la ansiedad de tener que elegir el rumbo en un nivel de Educación Superior comienza a ejercer una presión cada vez mayor que según García, se transforma en un mandato autoinflingido. Al respecto, el licenciado señala que “el ser humano se reconoce en la mirada del otro, entonces a veces el mandato no aparece por culpa del padre o del entorno, en realidad se lo construye uno mismo. Uno es la mirada del resto, si en tu casa va el médico o aparece el amigo de tus padres que es abogado y ese signo se ve como algo valorizado, de alguna manera genera mandato. Porque por donde pasa el reconocimiento, ahí se construyen un montón de mandatos, por ejemplo, el de que hay que estudiar en la Universidad, que es un mandato de la construcción social”, remarcó. 

 

El mandato, la obligación y el deseo

A continuación, García desarrolló explicaciones respecto a la tensión que se produce entre el mandato social que impone metas y títulos a alcanzar, y el deseo de poder hacer lo que a cada uno le gusta. “En muchos jóvenes aparece la idea de la carrera, de la meta del título, en el esfuerzo que hay que hacer, que es cierto, los que pasamos por esa situación hemos resignado muchas cosas. Aunque lo que no se puede perder de vista y de lo que trata la Universidad es del goce sobre el conocimiento, del disfrute de la curiosidad, del asombro. 

Los mandatos generan muchas veces la obligación, y no permiten fluir el deseo. A veces marcan un camino y eso es bueno, para no estar perdido. Cuando se es chico, los hijos empiezan a querer lo que los padres quieren, cómo los tratás, cómo los mirás, cómo te reís con ellos y ellos quieren ocupar ese lugar, quieren meterse y hacer eso. Lo más complicado es cuando se pierde la función del deseo y se vuelve todo cuesta arriba, es todo obligación, una lectura ética de la vida, todo desde el  deber ser y no del deber desear. Porque también todos tenemos nuestro derecho y obligación a seguir el deseo”, sentenció. 

 

La transición de Nivel Secundario al Universitario

Los cambios que se producen en un estudiante al pasar de un nivel a otro y la necesidad de una articulación entre los mismos, es una de las áreas en las que a García le gusta trabajar.  “Es muy lindo los primeros días de clase entrar a una institución nueva, a otra socialidad. Ahí empieza la negociación, cómo se construyen los roles, como docente tratás de correrte de la mirada de ese pibe que te mira con cara del docente secundario. Están acostumbrados a tratar al docente de una manera y los vas corriendo a un lugar en el que se empiecen a sentir estudiantes universitarios. Una persona que está ahí porque lo eligió y es mayor de edad, por lo tanto la relación con el docente es otra, la institución es otra y se empieza a trabajar con un conocimiento que es complejo. Disfruto cuando logro ver los cambios corporales, expresivos, cómo se habilitan a participar y a cuestionar, o a pensar una idea, y se da lugar incluso al chiste académico”, manifestó el profesor..

 

La posibilidad de vivir de lo que nos gusta 

Profundizando lo expresado sobre el deseo y los mandatos, el Coordinador de la UTN resaltó que “en Argentina hay oportunidades, todos queremos vivir de lo que estudiamos. Lo que pasa es que estamos muy mal entonados en el mundo del confort, con lo que éste nos ofrece y no siempre el camino de realizar lo que nos gusta es muy sencillo. 

El deseo en sí es energía, el superyó lo marca y lo regula, la idea es ponerlo donde nos indica, que el deseo fluya en un lugar que te puedas realizar y eso te haga sentir bien. Porque si al deseo lo dejas anárquico da vuelta en círculos, por eso también hay que pensar cómo son los caminos. Hay un mandato complejo en la Argentina que es obtener el mismo nivel que tus padres o más. Conseguir instalarte económicamente lo podés hacer de muchas maneras, disfrutar de lo que hacés, es ya de por si ir por un camino que es más agradable, más allá de las frustraciones que pueda haber durante ese recorrido”, finalizó.

 

"En la Universidad debe aparecer la curiosidad, el asombro"