Hay una triste frase célebre que corresponde al entonces ministro de Economía radical , Juan Carlos Pugliese, dicha durante los tiempos de la hiperinflación del gobierno de Alfonsín. "Les hablé con el corazón y me contestaron con el bolsillo", dijo el experimentado dirigente radical allá por 1989. Ingenuidad o incapacidad para acomodar las cuentas públicas y satisfacer demandas sociales, lo cierto es que aquella autocrítica, sellaba una etapa desgraciada del país al tiempo que alimentaba la idea de que los " radicales no saben manejar las variables de la economía". El final del gobierno de Alfonsín, el fracaso de la alianza encabezada por Fernando De la Rúa o la complicidad con las recetas ajustadoras del macrismo durante el segundo intento de integrar un gobierno de coalición, tal vez confirman que sigue siendo una materia pendiente. En nuestro pago chico, ni el radical por herencia Agustín Máspoli, ni su colega Cecilia Gabrieli, pudieron acomodar los números durante el primer mandato de Aiola.
Contadores radicales
En la primera gestión de Víctor Aiola, la cartera de finanzas estuvo marcada por dos eslogan grandilocuentes y un decreto antipatico. Agustín Máspoli, se sumó al gobierno después de un primer año sabático de adaptación para compatibilizar la vida publica y privada. Contador de profesión, radical por herencia, prometió una administración "equilibrada y autosustentable". A los 11 meses se retiró del Municipio con una renta vitalicia megamillonaria producto del primer Loto que lo sentó en una banca del Senado provincial. Es decir, terminó siendo el Secretario de Hacienda que mejor manejó los poroteos internos y de la Cuarta Sección Electoral, para alzarse con el premio mayor, detrás del cual están el 99% de los políticos del principal distrito del pais. Esta claro que su propia economía no pasó a ser solo autosustentable, sino con un balance de superávit permanente que le permiten, año tras años, aumentar sus inversiones inmobiliarias y financieras en la ciudad de La Plata y en su tierra natal, que poco suele recorrer. Mientras tanto llegó la contadora Cecilia Gabrieli, para cubrir el cargo que dejaba vacante el flamante Senador. La actual concejala fue un poco más austera y ortodoxa, sólo prometió "déficit cero". El moño a esa historia lo puso el dueño del circo. Apenas asegurada su reelección en el año 2019, Aiola declaró su propia autoemergencia económica, financiera y administrativa y convocó a un peronista para que se haga cargo del muerto.
Ahorros y equilibrios
Se suele decir que el ahorro de los pobres es un gasto postergado. No es difícil hurguetear en algunas áreas de la actual administración publica para confirmar que, tal vez, parte de los pesos colocados en plazo fijo, es lo que falta en varios rincones de la gestión. Más allá de este debate técnico que excede los conocimientos del cronista, y volviendo sobre lo dicho al principio, Esteban Guida , peronista de nacimiento y por opción, es quien hoy le da previsibilidad coyuntural a la gestión radical. Al extremo, que en un contexto de desmantelamiento del gabinete y de hiperconcentración de decisiones en la actual secretaría privada, el Gobierno local depende de ese frágil equilibrio de poder entre ambos despachos, que además anticipa el fracaso de cualquiera que esté pensando en ocupar cargos vacantes. Por eso, el Secretario de Hacienda guarda las llaves de la alcancía con las que le puede permitir a Aiola dar una eventual batalla de cara a las proximas elecciones 2023, al mismo tiempo que parece haber encontrado el medicamento de sanación para la epidemia del gorilismo.
De percepciones y gorilismo
Aunque lo niegue o muestre encuestas endulzadas, Víctor Aiola, atraviesa su peor momento en cuanto a estimación o reconocimiento público como principal funcionario de la ciudad. Pero sus expectativas para un tercer mandato siguen intactas. Chacabuco no es una isla, sino todo lo contrario. Es un territorio que sirve como probeta para analizar el nacimiento de la histórica grieta entre peronismo y antiperonismo. Ahí está la respuesta por la cual el pediatra descarta cualquier posibilidad de volver a ponerse un ambo para regresar a la profesión. Sabe que el odio es más fuerte que el amor, aún cuando la clave pueda ser el chanchito que prolíficamente engordo un peronista. Claro,vivimos en la Argentina y siempre pueden pasar cosas. Primero veremos como termina el Mundial.
