domingo. 28.04.2024

Se suele hablar de la "historia del fútbol" con la facilidad de que el narrador se considere centenario en edad, mínimamente. En realidad, en materia de comparaciones reales -siempre improbables- habría que empezar a decir "desde que yo veo... o desde que tengo memoria...". Pero está de moda el tono abarcativo. Para provocar impacto. Y ya parece moneda corriente. Rodrigo De Paul nació en mayo de 1994 y -por supuesto- no vio ni los desarrollos previos de las selecciones campeonas del mundo en 1978 ni en 1986. Ni siquiera las posteriores de 1990 (subcampeona del mundo) ni la del mismo '94 (aquella frustrada por la efedrina de Maradona). Se supone que tampoco tendrá idea clara de la de 1998 en Francia ni la de la 2002 (en Japón-Corea). Pero no es el caso cargar contra sus declaraciones en la pantalla de TyC Sports, después de la estupenda y dramática coronación de la Selección en Qatar.  

Su nota fue excelente, al cabo. Y sincera, cuando aclaró que "otras tuvieron mejores jugadores", pero él se refería "al equipo". Habló respetuosamente. Y fijó una posición que se puede entender cuando explicó su "identificación con la gente". Después de ver el masivo apoyo que tuvo en Doha (los que estuvimos) y de considerar como único el estruendoso recibimiento de más de 5 millones de personas, como calcularon las mediciones diversas. Esa cercanía con el público es real y tomó altura luego de la conquista de la Copa América, en el propio Maracaná, contra Brasil en 2021. El lastre emocional que se había creado con la demora en la llegada de un título (desde 1993, en Ecuador, el equipo de Coco Basile, que repitió el éxito de dos años antes en Chile) se borró, entonces. Y se borró desde la obsesión satisfecha de Lionel Messi (el mejor jugador del mundo reconocido desde hacía muchos años) que había participado de varias finales perdidas, ajustadamente, pero perdidas, hasta cambiar su personalidad con el alivio. Ese alivio que se transmitió a sus compañeros tras la renovación del plantel, que encabezó Lionel Scaloni (un DT sin antecedentes en cargos de conducción) junto con Pablo Aimar, Walter Samuel y luego Robeto Ayala, con la lejana supervisión de César Menotti. Fue muy serio el proceso. Y lentamente se fueron ahuyentando las dudas y las críticas. Pero el "nuevo Messi", extrovertido, feliz, contagioso, fue el principal artífice del cambio. Y, a los 35 años, se dio el gustó de terminar ganando TODOS LOS TORNEOS posibles para un jugador profesional.

Por supuesto, la afirmación de De Paul levantó polvareda. Nadie puede asegurar que ésta fue la mejor Selección de todas. Ni siquiera por la coronación, porque ya hay dos anteriores. La de 1978 (vapuleada por los años crueles en los que jugó su Mundial aquí mismo) tuvo la virtud de la vuelta a las fuentes del juego argentino, de la discutida (pero real) "nuestra". Y Menotti, quien pergeñó la idea y varios ilustres integrantes lo volcaron en la cancha. Passarella, Fillol, Kempes, Luque, Ardiles, Gallego, Houseman, Bertoni... Por nombrar algunos. Esta Selección tiene rasgos que se le parecen. La del ´86 tuvo al mejor Maradona como abanderado. Y fue creciendo partido a partido por el contagio. Bueno, ésta tiene al mejor Messi como estrella mayor. Pedro Pasculli (integrante de aquel plantel) se enojó con las declaraciones de Rodrigo y despachó: "Nosotros fuimos campeones invictos. No perdimos ningún partido". Y es cierto. Ésta cayó en el debut ante Arabia Saudita. Y aquélla no necesitó llegar a la definición por penales como la del ´78 y como la Qatar. Y si aquel tiro Rensenbrink que pegó el el palo pudo cambiar la historia de la épica de  Menotti y sus muchachos, la salvada de Dibu Martínez en el último momento del suplementario pudo transformar toda la euforia que siguió en un pesar demoledor. 

Como dice Jorge Valdano, el milagro del fútbol es que "en un segundo, en un centímetro se pasa de la gloria al fracaso". O viceversa.  Claro, tampoco se pueden medir las calidades de los equipos por los resultados logrados -siempre rodeados de avatares. Hubo muchas grandes Selecciones que no lograron coronarse. Se puede empezar por la que terminó peor (igual que la del ´58) un Mundial. La de Marcelo Bielsa (a pesar del lunar de no haber llevado a Riquelme en su esplendor) había arrasado en las eliminatorias con un juego ofensivo, vertical. Y se volvió en la primera ronda. La de 1982, en España (en plena guerra de Malvinas) tenía a los campeones del ´78 con los refuerzos de Maradona, nada menos, Valdano, Barbas y el Pelado Díaz... Quizás por confiado o por confundir el lugar de concentración, se desperdició una gran oportunidad. La del ´94 de Coco Basile, en EEUU, se perfilaba como gran candidata. Simeone y Redondo como volantes de contención; Maradona y Balbo en la proyección; Caniggia y Batistuta, arriba. Parecía lista para el gran golpe, pero el caso de la efedrina de Diego derrumbó las ilusiones. Y la de Pekerman en Alemania 2006, con Riquelme de bastonero, le ganaba al local Alemania en los cuartos de final. Hasta que se lesionó Abbondanzieri, el arquero, y el DT sacó a Román. Fue empate y derrota por penales... Pero en cantidad de futbolistas, juego y estética, la que jugó la Copa América en Venezuela, en 2007, era un derroche de fenómenos. Estaban "todos". Messi, Riquelme, Verón, Tevez, Aimar, Crespo, Gaby y Diego Milito, Zanetti, Mascherano, Ayala, Heinze... Avanzó a puro fútbol hasta la final. Y tropezó con una noche negra contra Brasil. También cayó en la final contra Brasil, en el último respiro, un equipazo que comandó Marcelo Bielsa en la Copa América de Perú en 2003...

No es la "historia" entera, claro. Pero hubo grandes selecciones en las últimas tres décadas, por ejemplo. Y tres levantaron la Copa del Mundo. Gloria pura. ¿Ésta de Qatar es la mejor? Y, es que ganó ahora. Y se celebra con toda la pasión futbolera. Como si fuera un patrimonio exclusivo de los argentinos.

 

La mejor Selección de la historia