En el Día Internacional contra el Bullying -2 de Mayo- se tiene por objetivo concientizar sobre las consecuencias del acoso, del cual se ven afectados principalmente niños y adolescentes. Según UNICEF, se considera bullying a la persecución física y/o psicológica que realiza un estudiante contra otro de forma negativa, continua e intencionada.
La fecha fue impulsada por Javier Miglino, cofundador de la ONG Bullying Sin Fronteras, y la UNESCO aprobó la iniciativa en el año 2013.
Un estudio publicado por la ONG mencionada, realizado entre 2021 y 2022, refleja que en nuestro país 7 de cada 10 niños, niñas y adolescentes sufren o sufrieron acoso u hostigamiento dentro del ámbito escolar. En los datos generales, Argentina se encuentra entre los países con más casos de bullying.
La Provincia cuenta con Ley propia
En Buenos Aires, existe la Ley N° 14750 contra el acoso y el hostigamiento escolar, allí se establece que todas las escuelas de la provincia de Buenos Aires -tanto públicas como privadas- tendrán que tener "acuerdos de convivencia" para combatir el acoso escolar o bullying, la discriminación y la violencia, además de habilitar una línea y una página web para recibir denuncias. Entre las herramientas que se ofrecen, también hay guías formuladas para orientar en la intervención educativa ante dichas situaciones.
Recomiendan en la página oficial de la Provincia, también, no minimizar los pedidos de ayuda de los alumnos para resolver conflictos. Es necesario que cualquier persona adulta de la escuela que presencie situaciones de conflicto entre alumnos intervenga con el fin de disminuir la carga emocional. Frente a una agresión física, se debe separar a los participantes, calmarlos, propiciar serenidad y conversar con cada uno de ellos en forma independiente. Finalmente, es importante involucrar al grupo, convocar a las familias, proponer espacios de diálogo, realizar siempre por escrito un registro de lo ocurrido y comunicar las sanciones.
La situación local
Diario Cuatro Palabras conversó con docentes y estudiantes para conocer la perspectiva de la situación a nivel local.
Juana tiene 16 años, es estudiante y al ser consultada explica que, al ser parte del Centro de Estudiantes “nos llegan casos de bullying diarios, donde compañeros de las víctimas los molestan diariamente ya sea por insultos o molestando, arrojando objetos, etc”. Según J, la mayoría de estos casos se resuelven cuando interviene el Equipo de Orientación Escolar o alguna autoridad. Por su parte, en el aula a la que asiste, hay un buen ambiente ya que entre los compañeros “somos muy cercanos”.
Delfina es profesora y trabaja con grupos de adolescentes de 5to y 6to año de secundaria.
Según su perspectiva, “para los profesores de secundaria es más difícil detectar casos de bullying debido a que pasamos por las aulas 1 o 2 horas al día, sin embargo podemos observar situaciones de tensión, conflicto entre compañeros/as, peleas o separaciones de grupos y amigos”. Ante estas situaciones, explica, intenta indagar sobre lo que sucede, pensar posibles soluciones o, en caso de que sea necesario, solicitar la intervención del Equipo de Orientación Escolar (EOE).
Por otra parte, destaca que no todos los casos de bullying y/o acoso son iguales “es importante analizar toda la situación y conocer un poco más con otros profesores y con los preceptores que son quienes acompañan a los adolescentes todos los días”.
“Como docentes debemos garantizar un buen clima de trabajo y estudio, promoviendo la participación de todos los alumnos, aceptando y respetando las diferencias” explica Delfina y agrega que no suele ser fácil, “hoy las redes sociales aumentan los casos de hostigamiento y mucho de eso queda fuera de nuestro alcance”.
También le consultamos sobre posibles modificaciones en las dinámicas en los últimos años “el ciberbullying se hizo más presente, porque además los jóvenes no saben con quien hablar de todo aquello que los acompleja, los sensibiliza o lastima. Por suerte, contamos con la Ley de ESI que permite visibilizar de ante mano estas situaciones, promueve situaciones libre de violencias, evitando la discriminación de cualquier tipo, y fomentando -a principio de año- la elaboración y revisen de las normas de convivencia a través del AIC”, finaliza.
Florencia también es docente pero de primaria, da clases a grupos desde siete a doce años. Ella agradece, en sus casi diez años dando clases, no haber presenciado casos de bullying -donde el hostigamiento sea una constante-. Si destaca su sorpresa ante actitudes o respuestas de carácter más agresivo entre los niños, tales como reacciones físicas o verbales o discusiones que se tornan grupales. “Estas cuestiones las tratamos dentro del aula con talleres de ESI, charlas reflexivas con las familias”, explica.
Más allá de no tener casos puntuales, se trabajan estos temas con acuerdos de convivencias, charlas dirigidas a la ayuda entre compañeros, no dejar pasar injusticias o malos tratos, no ser cómplices de situaciones de maldad, mediante la reflexión y talleres en conjunto con el EOE.
