viernes. 26.04.2024

Guerras diferentes, el mismo enemigo

Por Gustavo Porfiri

A las 16:02 de este lunes 2 de mayo, en el punto 55°24´S 61°32´O del Atlántico Sur, sitio exacto en el que el crucero ARA General Belgrano fue hundido hace cuarenta años por un submarino británico durante la guerra de Malvinas, un contingente de veteranos supervivientes de ese buque, a bordo del rompehielos Almirante Irízar, fue protagonista del homenaje organizado por el ministerio de Defensa. Aquella guerra nuestra, y la que libran hoy las Repúblicas Populares de Donetsk y Lugansk en el este ucraniano, tienen un enemigo en común: la Organización del Tratado del Atlántico Norte(OTAN).

 

 "Hoy, hace cuarenta años, en este lugar y a esta hora, el crucero General Belgrano era hundido arteramente por el submarino Conqueror, demostrando así la firme determinación británica de continuar ocupando y explotando nuestro territorio y nuestra soberanía, y de burlarse del Derecho internacional sosteniendo una situación colonial inadmisible en pleno siglo XXI", expresó el ministro de Defensa argentino, Jorge Taiana, durante el acto celebrado con un Atlántico embravecido que no paraba de sacudir al rompehielos.

El 2 de mayo de 1982, a las cuatro de la tarde, y luego de recibir la autorización de la premier Margaret Thatcher, el submarino nuclear HMS "Conqueror" disparó los dos torpedos MK-813 que hundieron al crucero argentino que navegaba -fuera de la zona de exclusión impuesta por Gran Bretaña- con 1.093 tripulantes a bordo, de los que murieron 323.

La OTAN en Malvinas

El exjefe del Ejército argentino Martín Balza, en una entrevista concedida recientemente a la Agencia Sputnik, consideró que Inglaterra tiene a disposición -en el Océano Índico- la isla Diego García, y al norte del Atlántico Sur, controla la Isla Ascensión. “Junto con las Islas Malvinas, se configura un triángulo que le permite a un miembro de la OTAN el dominio del paso del Océano Índico al Atlántico, y de este al Pacífico, además del control del Atlántico Sur", advirtió Balza.

Esta posición privilegiada se consolidó en 1982, finalizada la Guerra de Malvinas, en la que la OTAN -también conocida como la Alianza Atlántica- tuvo un protagonismo decisivo. Un botón de muestra: Francia -entonces gobernada por el socilaista François Mitterrand- que había vendido cinco misiles Exocet (aire-mar) a la dictadura argentina, canceló la entrega de otros veinte, que estaban pagos, y declaró un embargo de armamento y aviones contra nuestro país. Esto lo reveló en 2002, en The Daily Telegraph, John Nott, quien en 1982 era secretario británico de Defensa. También París facilitó a Londres aeronaves Super Étendard y Mirage, que antes había suministrado a la Argentina, "para que los pilotos británicos pudieran adiestrarse para luchar contra los mismos aviones que tenían los argentinos", detalló Martín Balza.

En el caso de Estados Unidos, en quien los militares argentinos confiaban a ciegas, pues habían hecho todos los deberes reprimiendo y desapareciendo compatriotas para instalar un régimen económico favorable a Washington, su papel fue determinante en el desenlace de la guerra: le dio a Inglaterra comunicación satelital para facilitar el envío de información, le prestó la base naval de la Isla Ascensión, clave para la logística y abastecimiento de las fuerzas piratas, sin la cual hubiesen estado muy complicadas para el combate. También le facilitó otra base en la Isla Azores, le entregó misiles Sidewinder y antirradar Shrike. Además, reemplazó a los soldados ingleses involucrados en otras operaciones de la OTAN, para que Londres pudiera usar todas sus fuerzas en Malvinas.

Hoy en Ucrania

Desde el 24 de febrero pasado, cuando Moscú decidió intervenir militarmente en Ucrania para proteger a las poblaciones del Donbass, víctimas del asedio nazifascista de Kiev desde 2014, comenzamos a ver cómo a la OTAN se le fue cayendo la careta. "Puede parecer que el conflicto es entre Rusia y Ucrania, pero en realidad es uno entre Rusia y la OTAN, dirigida por Estados Unidos", consideró este domingo el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de China, Zhao Lijiang. El diplomático recordó que el país norteamericano "incumplió sus garantías y promovió continuamente la expansión de la OTAN hacia el este, lo que le hace, sin duda, responsable del estallido de la crisis en Ucrania".

"Mientras la ONU y la comunidad internacional piden que termine pronto el conflicto, Estados Unidos continúa echando leña al fuego, clamando por una lucha 'hasta el último ucraniano'", afirmó Zhao, y señaló que el envío de armas a Ucrania no busca lograr la paz, sino la continuación del conflicto "para que Rusia se debilite".

La semana pasada, la ministra británica de Exteriores, Liz Truss, dejó claras las intenciones imperiales: “La OTAN debe tener una perspectiva global, lista para hacer frente a las amenazas globales. Necesitamos anticiparnos a las amenazas en el Indo-Pacífico, trabajando con aliados como Japón y Australia para garantizar que el Pacífico esté protegido. Y debemos asegurarnos de que las democracias como Taiwán puedan defenderse”. 

El imperio occidental, encabezado por el Reino Unido y Estados Unidos, y su brazo armado, la OTAN, hundieron hace cuarenta años el crucero ARA General Belgrano, asesinando a 323 compatriotas. Hoy fogonea al gobierno de Zelenski -su títere preferido del momento- para que resista todo lo que pueda ante Moscú. En 1982 no podían permitir que una república periférica y dependiente recuperara su soberanía en el Atlántico Sur. Hoy en Ucrania no les será tan fácil.

 

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