lunes. 29.04.2024

“Bayto”, como le decían todos los vecinos de la ciudad, estuvo al frente de su comercio durante más de medio siglo y, en el último año, había adquirido un espacio donde armar su anhelado museo de antigüedades. A sus 78 años, en la mañana del martes, todo Chacabuco despide al querido Rozza. 

Fue un 25 de mayo de 1950 cuando la familia de Eduardo Héctor “Bayto” Rozza, inauguró su kiosco que en ese momento estaba ubicado en la terminal de ómnibus. A cargo de su padre, Bonifacio Jorge, se dedicaban a la compra y venta de gallinas. 

Más tarde, serían sus hijos Domingo Jorge y Bayto quienes se ocuparían del negocio familiar. 

Fue en los años 80, tras la muerte de su padre y de su hermano, cuando Eduardo -que quedó solo llevando adelante el local- se mudó a la esquina de Primera Junta y Alberdi, frente a la “Plaza del Correo” donde lo encontrábamos todos los días, cuando se decretó el cierre de la Terminal. 

“Lo de Rozza” representó en Chacabuco ese lugar donde podías conseguir cualquier cosa que necesitaras y visitarlo era recorrer la historia del país porque allí conservaba todas las antigüedades que comenzó a adquirir cuando dejó de fumar e invirtió esa plata en comprar diferentes objetos que mostraba orgulloso en su local, además de muchos que sus clientes le obsequiaron. La puerta de ingreso a ese túnel del tiempo la daba un enorme cartel que se encontraba arriba del mostrador y anunciaba la bienvenida: “A mi querido Chacabuco”. 

Bayto siempre te recibía para resolver cualquier duda, con una sabiduría admirable, rodeado de carteles de otra época, mercadería actualizada, con una camisa impoluta y sus lentes característicos. 

Hace un año había comenzado a construir el museo con el que soñaba, en la calle San Martín, a la vuelta de su hogar. Rozza le había expresado al Diario Democracia “Mi idea es hacer un museo abierto y que la gente que tenga ganas pueda visitarlo”, su negocio ya había sido declarado de interés municipal y provincial. 

El querido vecino fue despedido, a sus 78 años, en la casa de duelo Olivetto ubicada en Corrientes 11 y sus restos descansarán en el Cementerio Local. 

 

El guardián de la historia de Chacabuco