Lo hizo y los deshizo trescientas veces. Tenía la sensación de que tenía mucha ventaja, por eso decidió darse el gusto de que lo materice un número uno: Andrés Mayo. “Creo que es lo que el disco se merecía, le dio un carácter y un color que yo no hubiese podido acá en mi estudio”, cuenta en diálogo con este medio.
El nombre es un juego de palabras, por una película que vio donde los mares, el agua, consumían al mundo. “Todo se va cubriendo de agua, y se pudre todo”, dice y explica que lo vincula en la canción con la descripción de una relación de pareja.
La música que escuché mientras grababa fue clave, inspiración. “Empecé a escuchar mucho el disco Preciosa dama Azul de Spinetta, es lo que más me gusta de él, tiene mucho solo de guitarra y búsqueda de armonía, son canciones enroscadas”, cuenta.
El disco tiene mucha carga familiar, son canciones profundas, autorreferenciales, dedicadas a su papá, a su abuela, Luz Eterna, y una a Canela, su hija. Pero además hay una canción de protesta, en la que se atreve a una reflexión sobre la coyuntura, un recurso rescatado de otras épocas de la banda.
El disco está grabado íntegramente en el estudio y contó con la masterización de Andrés Mayo, ganador de 2 grammy latinos, 7 premios Gardel y al Creativo Argentino 2017 otorgado por el Círculo de Creativos Argentinos junto con el Ministerio de Cultura de la Nación Argentina.
Pero hace una semana terminó de grabar otro disco. Y en paralelo ya arrancó a trabajar en un nuevo proyecto, un terreno no explorado: música electrónica. “Me tiene entusiasmado porque es un sonido que nunca perseguí mucho, invité a Matías Máspoli que es un amigo porque me gusta su visión, su crítica, le va a aportar mucho”, cierra.
