miércoles. 08.05.2024
DE CHACABUCO A CHINA

“Conocer una nueva cultura es una aventura muy emocionante”

Cecilia Catacata tiene 35 años y desde hace seis vive en Beijing, China. La vecina chacabuquense decidió aprender el idioma y gracias a un concurso de canto cumplió su sueño de viajar al país para seguir perfeccionando el chino mandarín. Una vez instalada, supo que era donde quería vivir. Allí estudió Comercio Internacional y trabaja en la Embajada Argentina. Además, se encuentra diariamente con más de veinte mil seguidores en sus redes sociales (@cecienchina) donde comparte su experiencia. “Fue duro pero también una aventura muy emocionante, ese desafío de conocer, aprender y acostumbrarse a una nueva cultura, a personas que ven y viven el mundo de una forma diferente”, explica. 

Una nota de Josefina Poy.

Ceci Hortman (1)
Ceci Hortman (1)

- ¿Siempre te interesó China o fue a partir de tu carrera? ¿Cómo se dió la oportunidad de viajar? 

- Comencé estudiando el traductorado de inglés en La Plata pero a eso de los 26 años tuve como una especie de crisis personal. No me sentía conforme, me quedaban unas ocho o nueve materias para recibirme de traductora de inglés y no me hallaba, no me veía trabajando en eso pero me gustaban los idiomas.

Ahí arranqué a estudiar Chino y comencé a acercarme a la cultura oriental.

A los 27, en 2016, surge la oportunidad de un concurso de canto organizado por la embajada china en Argentina y el primer premio era una beca de un año para estudiar en china, perfeccionar el idioma. También me gustaba cantar pero nunca había preparado mi voz e igual me mandé. Quedé seleccionada, después de algunas pruebas pasé a la final, que fue en el Teatro Carlos Gardel donde gané el primer puesto y gracias a eso, en 2017, viajé a China a estudiar por un año el idioma.

Ahí fue cuando me di cuenta que realmente me gustaba mucho el país, la cultura y que un año no iba a ser suficiente. Así que empecé a buscar la forma de quedarme acá, venía con la idea de instalarme por estos lados.

A mediados de 2018, decidí quedarme y estudiar Comercio Internacional durante cuatro años en Beijing y cuando me recibí surgió la oportunidad de entrar a trabajar en la Embajada Argentina. Así que actualmente estoy trabajando ahí. 

- ¿Cómo fueron los primeros meses? 

- Fue raro, yo tenía muy presente la idea de querer vivir en otro lado. De querer algo diferente. No sabía dónde iba a ser pero, obviamente, cuando empecé a estudiar chino mandarín en Argentina una de las metas era llegar hasta acá. No pensé que se me iba a dar.

Los primeros meses fueron duros, hay un shock cultural bastante fuerte. En primer lugar, por lo idiomático. Si bien yo estudiaba en Argentina, mi nivel era muy básico y cuando llegué acá nadie me entendía nada. No podía comunicarme, los carteles ni siquiera tenían la misma forma de escritura. Me costaba mucho el día a día, no sabía ni cómo pedir un plato para comer que no fuese picante, por ejemplo. Fue empezar de cero, como arrancar a dar tus primeros pasos.

Desde acostumbrarte a otra comida, a usar los palitos para comer, por ejemplo, en Argentina lo principal es la carne y acompañamos con una guarnición. Acá la carne es un lujo, China era un pueblo muy pobre y no había carne para todos. Hoy en día, obviamente, no es lo que era pero esa costumbre continúa y los platos no tienen carne como comemos en Argentina normalmente. La dieta es muy diferente, mucho arroz y fideos. 

Pero siempre digo que si te gusta, si tenés una meta, todo se hace un poquito más fácil. 

Fue duro pero también fue una aventura muy emocionante, ese desafío de conocer, aprender y acostumbrarse a una nueva cultura, a personas que ven y viven el mundo de una forma diferente. 

- Y, en comparación, ¿cómo lo vivís actualmente? ¿te costó acostumbrarte a una cultura tan distinta? 

- Es totalmente diferente, hoy en día manejo bien el idioma, terminé mi carrera, estoy trabajando. Todo el contexto es diferente.

Una vez que se rompe la barrera idiomática todo cambia, porque sentís que la otra persona te entiende, que te podés expresar. Poder expresar lo que no te gusta comer, parece simple pero en un principio no lo era.

Tuve la oportunidad también de viajar bastante por el país, siento que conozco mucho más la cultura y entiendo por qué suceden ciertas cosas. Antes me parecían muy cerrados, que no hablaban o no te incluyen o no te llaman a vivir el año nuevo chino con su familia. 

Con el paso del tiempo, uno entiende que por ahí es su momento más privado, que no cualquiera es amigo, que cuesta más que se abran a la amistad no tanto como el argentino, que enseguida te invita a tomar mates o hacer planes.

Pero cuando superás esa barrera, encontrás muchos amigos. Estoy en esa etapa donde me acostumbré y me gusta, lo disfruto. 

- ¿Y qué cosas te llaman la atención o sentís que tal vez nunca te acostumbres? 

- Siempre quedan algunos detalles, por mucho que a uno le guste la nueva cultura o país que eligió para vivir. Siempre hay cosas que cuestan. Por ejemplo, la cultura del trabajo.

Las empresas chinas suelen tener una exigencia muy fuerte para con sus empleados. Generalmente los horarios de trabajo superan las ocho horas por día, es algo bastante duro. 

Al principio, obviamente, no lo sentía porque era estudiante, lo sabía por amigos nada más. 

Después, ciertas costumbres de la comida como les contaba, zonas que comen mucho picante o demasiado condimentadas, que es algo que nunca me gustó. Y lo dulce por ejemplo acá no existe, hay algunas cosas dulces pero no llegan al nivel del alfajor o el dulce de leche. 

Las amistades fue otro tema, cuesta hacer amigos y uno termina relacionándose más con el extranjero que está acá que con el chino. Tengo algunos amigos chinos, obviamente, pero son los menos. Hoy en día comprendí que con ellos es una amistad diferente, menos espontánea en comparación al argentino. El chino necesita todo más organizado y planificado. 

- Podemos decir que también te volviste influencer en Instagram, tenés más de 20 mil seguidores, ¿cómo se dió eso? ¿Querías retratar tu viaje? 

- Lo de Instagram surge como una observación propia. Cuando empecé a sentir curiosidad por China me di cuenta que había poca información, y esa poca información -sobre cómo recorrer el país, becas, cualquier cosa- estaba en inglés. Si bien yo no tengo problemas para leer en inglés porque lo estudiaba, no todos tienen acceso a esa información. 

¿Por qué no hay una persona que cuente China en español? Entonces me propuse ser esa persona. En mi cuenta (@cecienchina) lo que trato, hoy en día, es mantenerme siempre con la información en español. Durante la pandemia, también di cursos de chino para hispanohablantes, que en el mercado en ese momento no estaba muy disponible.
Surge, principalmente, para contar China en español a latinoamérica, y a un público que no necesariamente sabe hablar en inglés.

No creí que la cuenta iba a crecer tanto, eso también me hizo confirmar que realmente había una necesidad y un público interesado en China que no tenía la información que yo estaba brindando. Fui creciendo junto a la comunidad, cómo contar, cómo narrar y cómo expresarme. Una aventura divertida y actualmente disfruto mucho. Me conecta con ese mundo fuera de China. 

- ¿Pensás volver a Argentina o encontraste allá tu lugar? 

Aprendí en China que ningún lugar es para siempre. Argentina me encanta, China me encanta, suelo pensar o plantearme dónde quiero estar o dónde me siento bien, para ver hacia dónde doy el siguiente paso.

Hoy en día acá me siento muy bien y en lo inmediato no tengo planes de volver, aunque no lo descarto. Argentina me gusta mucho y de volver tendría que ser por una propuesta laboral interesante, porque el comercio internacional y las relaciones entre Argentina y China, el idioma chino mandarín, todo eso me gusta mucho. No estoy lista para dejar esta etapa atrás. 

Pero bueno, siempre me gusta un nuevo desafío. 

 

“Conocer una nueva cultura es una aventura muy emocionante”