jueves. 09.05.2024
KAREN ZÁRATE Y SUSANA MASCI

Chacabuco, cuna de escritoras

Por Josefina Poy

 

Esta semana se celebra el día del escritor/a y el día del libro y nuestra ciudad se caracteriza por tener grandes escritores. Desde el renombrado Haroldo Conti hasta la actualidad, vimos pasar muchas obras literarias creadas en la ciudad. Hoy conversamos con dos mujeres, vecinas y escritoras, para conocer un poco más sobre su profesión y el proceso creativo que implica escribir una novela. 

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“Este es mi cable a tierra”

 

Karen Zárate tiene 32 años y se dedica a la escritura desde hace cinco, donde comenzó a publicar de manera autogestiva, con editoriales independientes hasta lograr, al día de hoy, trabajar de manera tradicional con Del Fondo Editorial, quien la está acompañando en su nueva creación. La trilogía “Eterna Clara”, “La complicidad de los cuerpos” y “En la memoria que habito”, forman ya parte de las publicaciones de la escritora la que aclara que, aún en este momento, le cuesta denominarse así. 

 

Para Karen, escribir “es mi cable a tierra, nace como una forma de canalizar lo que a mí me carcomía en el interior. La escritura es en sí misma una herramienta de sanación, donde puedo conectar conmigo misma y volcar mis emociones”. 

Explica también que el proceso creativo es difícil de transmitir porque surge “como una intuición, no me obligo a escribir sino que la historia nace de algún punto de inspiración”. Destaca saber cómo comienza una historia y cómo desea que termine, pero en el medio “nunca sé que va a pasar y por eso me dejo llevar, sería como una escritora brújula, me entrego a lo que quiero contar”. 

 

Crear un libro implica muchos meses de entrega, “es un trabajo profundo que me desafía, por momentos me agota -física y mentalmente-, una vez finalizado me toca corregir, pulir el material, pero en el medio voy haciendo descansos y generando espacios para poder leerme desde otro lugar, con otra perspectiva”. 

 

Para Zárate, lo que es clave es la constancia y a la hora de escribir “el mundo no existe más que para crear”. 

 

“Escribir era una necesidad, algo que me brotaba en las venas”

 

Susana Masci es Presidenta de la Sociedad Argentina de Escritores Filial Chacabuco (SADE) y Presidenta de la Asociación Amigos de la Biblioteca Pública Municipal Leopoldo Marechal. Ella explica que leer forma parte de sus pasiones desde chica, luego descubrió el placer de escribir. 

Considera que su primera obra fue escrita a los diez años, una novela de tipo autobiográfica en un cuaderno de 48 hojas, narrada en tercera persona. Más tarde se volcó hacia la poesía, cuentos y novelas. 

 

Al igual que Zárate, considera que la lectura es un cable a tierra. Su escritura de carácter profesional comenzó en el año 2015 y publicó su primera novela en 2018 -se cumplirán 5 años el 15 de junio, Día del Libro Argentino-. Considera que “Olía a flores su tierra” fue su primer gran desafío.
Luego siguieron otros escritos: “Las sucesoras. De cicutas y rosas” y “La marca de tu cuello” son algunas de sus creaciones. 

 

Para Masci, la escritura implica “adentrarse en un territorio virgen donde desplegar toda la imaginación, es una fuente inagotable de creación”. Destaca no tener certeza sobre el motivo por el cual comenzó a escribir, pero reconoce que sentía que era “una necesidad, algo que me brotaba en las venas”. 

 

El proceso creativo, en su caso, parte de lo que denomina “un esqueleto, un argumento central desglosado en los títulos de los capítulos que lo van a sostener”. Luego determina nombres y roles de los personajes, los escenarios, acontecimientos y período histórico. Hace una investigación sobre aquello que será el eje de su obra, “es importante el cuidado de la coherencia dentro de la novela, dado que uno de los recursos que utilizo es el flashback, la retrospectiva”. 

Una vez culminada esta primera parte inicia la segunda, que considera que es “la más rica en cuanto a creatividad propiamente dicha”, se trata del desarrollo de los personajes y donde los escenarios cobran vida. 

 

Susana remarca que su rol como escritora implica “comprometerse desde el espacio de trabajo con la realidad profunda del ser humano” ya que en sus obras aborda temas como la diversidad, los abusos, el sometimiento. “Aspiro a que no se pierda la estética de la palabra y que quede subyaciendo en mi obra un dejo cultural”, finaliza. 

 

Chacabuco, cuna de escritoras