“Massa tiene un plan y seguridad respecto al rumbo”

Alejado de la función pública, el contador Julián Ramundo volvió a la actividad privada y dirige una consultora, Morfeo, que se orienta a acompañar PyMEs que necesitan hacer un cambio para alcanzar sus metas. En diálogo con Cuatro Palabras hace un análisis minucioso por las decisiones político-económicas encaradas por el Ministro Sergio Massa en los últimos cuarenta días, y asegura: “Visualiza qué es lo que quiere hacer, qué es lo próximo. Me hace acordar mucho al modo de Néstor Kirchner, en cuanto al funcionamiento del poder y la seguridad respecto al rumbo”. Por otra parte, el exsecretario de Producción asegura que “todavía no se atacó el problema de la inflación” e insiste en que “la política monetaria descontrolada es más del 70% de su explicación”. 

 

Por Martina Dentella 

¿Qué análisis hacés de las resoluciones que tomó Sergio Massa y de su gira por Estados Unidos?

-Desde ya, no es estructural. Está resolviendo una crisis para un período de corto plazo, que en este contexto para Argentina es importante. Por supuesto hay mucha incógnita respecto a lo que vaya a suceder después por sus antecedentes políticos, y por el espacio al que pertenece, donde claramente se están tomando decisiones diferentes a lo que se proponía. 

Como positivo, cuando una persona tiene el poder político y los botones de la economía, tenga el plan que tenga, se puede llevar a cabo. Massa, por eso termina con un posicionamiento casi presidencial, y tienen tanta fuerza sus decisiones en el resto del mercado y la población en sí, que visualiza qué es lo que quiere hacer, qué es lo próximo. A mí me hace acordar mucho al modo de Néstor Kirchner, en cuanto al funcionamiento del poder, las decisiones económicas, y la seguridad, la solidez respecto a lo que quiere hacer. 

 

-Seguís de cerca la economía y eso implica poner atención en la producción agrícola, el período de sequía que estamos atravesando, ¿va a condicionar económicamente a Argentina durante el 2023?

-Esa es una parte de la incógnita, pero la otra cuestión es más importante aún. Massa está focalizado en la falta de dólares. Hoy Argentina tiene un problema más grande respecto al sobrante de pesos, la inflación y la incertidumbre. No es el déficit lo que hace tanto ruido per se, sino cómo a lo largo de los años se sostiene con más impresión de dinero. Aunque se diga que la inflación es multicausal…

 

-Pero es multicausal…

-Sí, pero la política monetaria descontrolada es más del 70% de la explicación de la inflación. Massa atacó el problema de corto plazo, que es la falta de dólares y el equilibrio de la economía. Pero no se atacó todavía con ninguna medida a la inflación. De todos modos, es un plan que dura pocos meses, y lo puede llevar a cabo. Esa es la ganancia que tiene. 

 

-¿Es una buena opción empezar a pensar en desdoblar el dólar en distintos tipos de cambio para determinados usos?

-Por eso decía que me hace acordar al momento de toma de decisión de Néstor Kirchner donde había planes por etapa, con medidas heterodoxas. Lo que está haciendo Massa, no tan común, es vender una parte de Vaca Muerta. Lo que pretende llevar adelante como segunda parte del plan -esa especie de desdoblamiento- si tiene consenso político en su coalición, y tiene apoyo internacional, puede que le de un poco más de aire. 

Lo que está haciendo es generar una política de reducción de daños. 

 

-Se ven índices de crecimiento económico, de la capacidad instalada, de la industria, recuperación de empleo, ¿cómo se empareja con índices de inflación más estableces o mayor previsibilidad?

-Ese es el dilema. Y esto es lo grave. El mayor problema de la economía argentina es la falta de estabilidad que hace que estemos cambiando de decisiones permanentemente. Eso a la economía la hace bolsa. Y eso se produce porque no sabemos si nos va a alcanzar la plata. La inflación es una consecuencia de la no estabilidad. Por eso, en las próximas elecciones, además de lo ideológico, lo programático va a cobrar mucha importancia. El tejido social está desnivelado, hay sectores que están muy bien y otros muy mal. Estamos nerviosos, ansiosos y angustiados. Y ese es un gran problema, porque ese estado no te permite tomar buenas decisiones. 

 

-El plan de contingencia al que hoy está obligado Massa tiene como responsables a varios actores políticos, ¿por qué no aparecen las autocríticas?

-Creo que la gente lo tiene claro. Estadísticamente hace doce años que la economía no crece nada, pero en estos doce años hubo mucha gente que se enriqueció, y hubo otros que por lo tanto fueron para abajo. Se redistribuyó muy mal el ingreso. Es un fracaso rotundo de todos los que participamos en estos últimos doce años. El consenso lo tiene que reclamar la sociedad, lo vamos a ver en la contienda electoral, creo que la sociedad no se va a ir a ningún extremo. 

 

-¿Cuánto perjudican internamente al armado de Juntos los extremos políticos, los “halcones”?

-Por esas discusiones en las que el radicalismo no se sube, o lo hace marginalmente con figuras que no tienen representatividad de espíritu radical, como Gerardo Morales…

 

-Pero tiene representatividad, es gobernador y es el presidente del Comité Nacional de la UCR…

-No me gusta. Su representatividad es coyuntural. No representa el espíritu demócrata del radicalismo histórico para nada. 

 

 

“Me gustaría ver radicales con coraje para escribir la historia”

 

Ramundo es uno de los pocos funcionarios que pasaron por la gestión de Víctor Aiola y se fueron por voluntad propia. En una segunda etapa de la entrevista, asegura “estar tranquilo con esa decisión”. Si bien participa en la conducción partidaria del Comité Alem, asegura que hoy no encuentra “faro a quién seguir” y que le encantaría “ver radicales con coraje para escribir las próximas líneas de la historia local”. 

 

-Sos el segundo radical -después de Carlos Costa- que renuncia al Gobierno de Víctor Aiola, ¿te pesa de algún modo?

-¿No hubo otras renuncias? No, estoy tranquilo con eso. 

 

-¿Qué opinás respecto a las discusiones internas que se están dando en el radicalismo local?

-Es muy saludable que haya divergencias y se manifiesten, que tengan una identidad común. Las diferencias, en determinados contextos, no deberían salir afuera de una manera desorganizada políticamente. Hay instancias para discutir y es válido. Pero es un momento de mucha fragilidad política. Hoy la población tiene un 100% de inflación asegurado, y la tarjeta de crédito se nos va a cortar a todos los argentinos, seguro. 

 

-¿En qué sector te sentís mejor representado?

-El radicalismo de Chacabuco no es dicotómico. Me encantaría ver radicales con coraje para escribir las próximas líneas de la historia local. Muchos más, y me haría participar más activamente. Hoy no encuentro faro a quién seguir, hay poco nuevo, poca valentía para escribir el futuro. Parte de esa no valentía también estará en mí, en todos. Sí me sorprende que este ciclo haya llegado a este momento sin variedad de opciones para continuar. 

 

-¿Por qué no se pudieron generar políticas de gobierno perdurables más allá de está gestión?

-Se salió de un piso muy bajo, algunas crisis le pegaron de afuera al gobierno local. En el medio, hubo una oportunidad histórica para hacer cambios que muchas personas anhelábamos, que no se pudo aprovechar, que no se logró. No digo que no se haya intentado. 

 

-No es un Gobierno al que le haya faltado liquidez para encarar políticas de Estado…

-No, hubo crisis externas que fueron graves, la de Macri y la pandemia. Estructuralmente te dañan, no hay recaudación. Sí hubo momentos buenos y no existieron las transformaciones de nivel superior. Va entregar un gobierno mejor que el que tomó. Hay que ver si termina mejor que lo que el ideario que votó o conformó Cambiemos quería. 

 

-El cierre del Mercado Concentrador, ¿lo sentís una derrota? ¿fue un fracaso de gestión?

-Es muy importante poner esos temas sobre la mesa y en funcionamiento, que era lo que buscábamos dentro de Cambiemos. Era un proyecto de gestión privada, puede haber habido errores de planificación privada que podrían haberse suplido con la mano del Estado si el proyecto tomaba la magnitud que se esperaba. Necesitaba funcionar un tiempo más, esa es la clave. Podía llegar a ser poco tiempo. Llegué a dar la discusión de que era un proyecto que había que acompañar por lo menos durante dos años. Había que sostenerlo.