Crecen los yuyos en medio del abandono
En distintos puntos de la ciudad, las propiedades abandonadas son un problema para los vecinos de los alrededores y un peligro para la salud. El dengue, el zika y el chicungunya. Pastos largos, chapas de por medio, pequeños basurales que se multiplican en algunos terrenos baldíos, que en esas condiciones atraen roedores, arañas, pequeñas víboras, y toda clase de alimañas.

En febrero del año 2015, el por entonces concejal del GEN, Maximiliano Felice, presentó un proyecto para que se le diera celeridad a la limpieza de terrenos baldíos de la ciudad. El actual Secretario de Evaluación de Gestión, sostenía por entonces su preocupación por el estado de abandono de algunos inmuebles baldíos y aseguraba que “la falta de mantenimiento de los terrenos y el consecuente avance de los pastizales –favorecidos por las recientes lluvias y las altas temperaturas- facilitaban a la propagación de diferentes alimañas, poniendo en riesgo la higiene y salubridad. Así es como solicitaba al Ejecutivo que informara a los vecinos de la vigencia de la Ordenanza N° 5979/13 a través de la incorporación de una leyenda que advirtiera sobre la vigencia de la ordenanza y las penalidades por el incumplimiento.
Seis años después, no se ha podido poner en marcha una solución para está problemática.
A priori, y según la ordenanza citada, los propietarios debieran conservar limpios y en condiciones sus terrenos. La realidad, como contracara, es que en decenas de ellos se acumula chatarra, hierros viejos, maleza y basura en general, considerados focos infecciosos que facilitan la presencia del mosquito Aedes Aegypti.
Para estos casos, debiera suceder que el Estado intimara a los propietarios a hacerse cargo de la higiene del lugar. Caso contrario, es el Estado quien debería garantizar las condiciones de higiene de esos predios y trasladar el costo a los propietarios.